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martes, 1 de noviembre de 2011

La anarquía

No tengo coche, entre muchas cosas por el dióxido de carbono que lanzo a la atmósfera. Me siento tan hipócrita diciendo esto mientras consumo carne de ternera la cual, junto con los demás seres de la industria ganadera lanzan el 40% de dióxido de carbono que rodea nuestro planeta. Comeré solo plantas entonces, pero, el aceite de Palma, que tienen casi todos los productos tanto naturales como artificiales, tanto vegetarianos como cárnicos sale de la planta homónima que arrasa cada año con hectáreas y hectáreas de selva amazónica con un monocultivo. Igual que la soja, y otros productos alternativos siendo los pocos que se salvan muy caros. Colaboraré entonces más con un sistema capitalista que ahoga día a día a una humanidad que se le encanta ahogarse. O estás fuera del sistema o estas dentro. No puedes hacer las dos cosas a la vez o dejarlo a medias.

La anarquía queda reducida a un nivel tan personal, tan pequeño, tan individual, que solo mis neuronas pueden hablar de ello. Individual, esa es la clave. Mira la lluvia. Cada gota que cae se estrella contra el suelo. Las diferencias de tiempos es lo único que cambia si me comparo con ellas. Pienso en muchas cosas, demasiadas, y durante demasiado tiempo, no se si inteligéntemente, o simplemente porque no puedo hacer otra cosa pero me gustaría tener el control suficiente para dejar de hacerlo según la apetencia.
Autómata es una palabra muy fea con un significado muy feo. Libertad es pensar al gusto del que es libre. Es la única anarquía que me queda. Artística si quieres, intelectual o incluso algo poética. Los actos vienen después con un control de terceras partes y personas. Qué quiero hacer es algo muy diferente con qué disfruto. No se si escribir este texto es algo del todo anarquista pero si al menos las ganas de hacerlo. Tener curiosidad, mucha curiosidad. Me encanta ser curioso, eso si es anarquista. Conocer, muchas ganas de conocer y aprender y escuchar y opinar y después, mezclarlo todo. De ahí sacas la verdadera esencia de la idea individual y ha rechazar la idea establecida. Primero se llamaba esclavismo, luego Dios, después razón y ahora mercado, nada individual. Recuerdo a los románticos, al libre albedrío, a la muerte de Dios o a ese "no somos iguales". Realmente es maravilloso si ignoramos que la gran mayoría de sus autores acabasen comidos por el alcohol, o suicidándose.

Coger un pedazo de aquí, y otro de acá y pensar, ¿realmente la anarquía es lo que dicen los libros? Si, y si es así, no. Extraña paradoja. Si hablo de pensamiento libre, el verdadero pensamiento libre sera no pensar como hablo, si no hablar como pienso, siempre con un yo delante. Lo social importa pero no es anarquista, no puede serlo, ni lo fué. El individuo sí, pero solo si quiere. Es entonces cuando puedes decir con orgullo: Ni dios, Ni amo.

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