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lunes, 24 de octubre de 2011

Maldita esta noche

Maldita sea esta noche, y maldita sea la diosa que hoy no ha bajado del cielo. Maldito el olor que solo hace que no me olvide del sudor que empapaba tu espalda. Malditas sean las dunas coronadas por la luna. La piel brilla y es naranja, refleja la luz que las velas no quieren. El fuego consume el oxigeno de una habitación cerrada, y se agota entre gemido y gemido, una respiración que consume más de lo normal. Hombros arañados y cuellos mordidos. La herida que esta guerra ha dejado. Maldita sea esta noche en la que se ha declarado la paz. La mano se escurre contra cualquier parte de este cuerpo húmedo. ¿Qué es lo que la trajiste contigo? ¿Qué es lo que se ha quedado aquí, conmigo? La violencia que evoca el placer, la sinceridad que necesita la unión. La calma que precede a la tempestad se invierte y, maldita esta noche que solo hay calma. Lo apruebo. La luz apagada solo trae problemas. Porqué tanto frio, porqué tan solo y porqué tanto recuerdo. ¿Recuerdas tu? Diosa que volvió al cielo. Diosa que encontró las alas y regresó pero, soy gente mortal. 
Maldita esta noche que ha encontrado al dueño del colchón. 

sábado, 22 de octubre de 2011

Señora, lleva una piel que no es suya.

Hoy he estado trabajando en una boda bastante pija. Me dedicaba ha acercarme a los invitados por grupos con una amplia sonrisa durante el cóctel. !Buenas! ¿Os he hecho una foto ya?. Había unas señoras sentadas de unos sesenta y pico años y, no iban a ser menos. - Buenaaaaas, ¿una foto?. Cuando las señoras asintieron y se juntaron para ocupar todo el encuadre me fije en un detalle que no me había percatado. De repente, durante un segundo, deje mi profesionalidad a un lado. Deje de ser fotógrafo para convertirme en un animal con sed de venganza. Aquellos dos visones colgaban muertos desde su regazo. Eran dos adornos, dos pieles de visón, con su cabeza y sus patas, pero vacíos, sin uñas ni ojos, sin órganos. Piel y pelo sin más al servicio de una alta sociedad que aun sigue envenenada por ese sadismo que representa vestir la piel de un animal, o de varios mejor dicho. ¿Qué representa?. Glamour desde luego no. El símbolo del estatus social se estableció hace mucho tiempo. La piel del animal pasó de ser la única vestimenta posible, utilizada por nuestros más lejanos antepasados a una prenda para los que más se quieren diferenciar de estos primeros seres. Ni siquiera tenía un diseño, ni pliegues, no costuras, excepto las que habría puesto, supongo, el taxidermista, porque no creo que ningún sastre hubiera tocado a esos dos pobres animales. Hacen falta 25 más para fabricarse un abrigo que, no dudo que se encuentre en su armario esperando a otro momento en el que sirva para distinguirla del resto, y la ponga en una posición mucho más alta, más adinerada, más poderosa. El crecer por la muerte de otros, siempre le ha gustado al ser humano.
La belleza del visón la encuentro cuando rebusca entre las piedras algún ratoncillo para comer. Cualquier mustélido desprende cierta ternura al mover el hocico olisqueando el terreno, y al moverse de una forma agil con su alargado cuerpo. El brillo de su pelaje se hace mucho más notable cuando es él quien lo mueve a su voluntad. Es muy suave, lo se porque he tenido la oportunidad de tocar alguno vivo, pero no creo que a la señora le hubiera importado la suavidad, solo al peletero que se lo vendió, como mucho.

Entonces, he recordado cual era mi trabajo, les hice la foto y me di la vuelta apretando los labios e imaginándome a esos des visones cambiando de pelaje, porqué es lo que harían por estas fechas si aún estuvieran vivos.


Solo las zorras visten de piel.

jueves, 20 de octubre de 2011

Alegoría de la existencia


Un día te sientas en una silla y piensas. Descanso en una silla, me puedo apoyar en una mesa sobre la cual seguramente habrá un plato de comida que alguien que no eres tu te ha preparado. Tienes los ojos sobre un gran mueble con un agujero perfecto para un televisor. Sobre él, en otra balda, varios libros, algunos completan enciclopedias de varios tomos, otros acabas de percatarte sobre su existencia. También se encuentran figuras inservibles, recuerdo de todas las vacaciones que has tenido a lo largo de tu vida, y algunos otros objetos sin sentido pero que le dan vida a la madera marrón y oscura. 
Empieza a nevar, bajo el techo que habitas, dentro de tu casa. La oscuridad de la madera torna a blanco con los primeros cúmulos de nieve. El plato lleno y caliente echa humo por el cambio de temperatura. Tiritas, rechinas los dientes. El agua del vaso se ha congelado, igual que el suelo. Es difícil moverse. 
Las "nubes" pasan y una radiante luz inunda la estancia. La nieve y el hielo se derriten y la estancia se inunda. De repente te encuentras bajo el agua. El azul poco a poco se va oscureciendo a medida que la profundidad se incrementa. La estantería con su televisor, sus libros y sus figuritas se hunden lentamente. La silla y la mesa ya han desaparecido en la oscuridad. No te paras a plantearte como puedes respirar, solo miras al plato de comida que flota con todo su contenido, y al vaso de agua que ahora ha perdido todo sentido. Te hundes despacio, junto a ellos. El degradado es como habías visto desde arriba. Una vez todo sea negro, no  habrá diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados. Entonces no importará ver. No importarán la televisión, libros o figuritas. Solo el plato que buscas desesperádamente, pero que al pesar tu más que él se hunde más lentamente, y mientras te posas sobre el fondo de este repentino océano, pierdes la paciencia. Mirando hacia arriba solo puedes ver un punto de luz que indica la superficie lejana. El silencio supone más rapidez en tu desesperada búsqueda del alimento perdido. Qué será lo siguiente, o que harás tras comer son preguntas que no pasan por tu cabeza, pero que antes si, cuando te encontrabas en el salón de tu casa.
Podré comer hoy. Podré respirar. Seguiré vivo mañana. ¿Afirmo?

domingo, 16 de octubre de 2011

Enseñame

Enséñame a sentir y a disfrutar. No quiero hablar sobre la crueldad o la injusticia, enséñame a hacerlo. Enséñame el placer de esperar. Enséñame como miran las estrellas ya que siempre las miro yo. Enséñame como respiran las plantas, donde están los pulmones de los pulmones de la tierra. ¿Que siente el viento al chocar contra mi cara? Enséñamelo. Enséñame lo que piensa una ballena al encontrarse un muro azul ante ella que no para de atravesar, ¿es como nuestra oscuridad? y de repente, escucha un canto de otra ballena igual que ella a cientos de kilómetros. Enséñame que siente en ese momento.
Enséñame el sonido de la lluvia al chocar contra el suelo. ¿Porqué huele así la tierra mojada? Porqué me trae tantos buenos recuerdos, tantas sonrisas. Enséñame que le hace a una madre ser una madre, la devoción, la ternura... Enséñame lo que hay dentro del sol. Enséñame la luna. Quiero que me enseñes lo que hay dentro de cada cueva, de cada gruta, de cada madriguera de conejos y agujero de topo.
Enséñame lo que hay detrás de los ojos porqué, aunque sean trasparentes, no logro ver lo que quiero. Enséñame las células de tu cuerpo.
Enséñamelo todo, por favor.

Necesito aprender de ti.

lunes, 10 de octubre de 2011

Octubre


Llega el invierno, y con él, el chico de las cinco capas. Camiseta, forro y tres sudaderas. Llega el pijama debajo del pantalón y los calcetines lo más arriba posible. Botas de montaña que aguantan todo lo que pisen y orejas cubiertas con un gorro de algo parecido a lana elástica.
A las nueve y veinte siempre me gusta recoger la espuma que el café a dejado en el fondo de la taza con la cuchara. Sustituye al helado veraniego que me gusta tanto. Desayunar en el bar del hombre que odia a los catalanes y despedirme con un "adeu". Algún día se le meterá en la cabeza que esas tostadas con tomate y aceite que prepara se llaman pantumacas, y no es un invento lo que se dice madrileño.
Llegan esos escalofríos, que invaden mi columna vertebral cada 3 minutos. Estoy deseando coger el autobus, sentarme y ponerme los cascos. Con un poco de suerte me duerma y me despierta en la estación.
El 133 está lleno de estudiantes de veterinaria, alguno de filosofía y señoras sudamericanas que entran a trabajar en las casas de las adineradas familias que habitan en Herrera Oria.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Socotora

Voy a continuar mi entrada anterior, con un carácter algo más positivo.

Socotora es un archipiélago no muy conocido, formado por cuatro islas, siendo la más grande la que da nombre al conjunto. Esta situado en el océano Índico, en la desembocadura del Mar Rojo, zona conocida como Mar Arábigo. Parece desprendida del cuerno de África, pero pertenece a Yemen, al sur de la península arábiga, a unos 350 kilómetros de agua al norte del archipiélago. Es una tierra desértica, con muy pocos árboles a excepción de impresionantes Dracos, de donde extraen savia y resina. La aridez de esta tierra se basa principalmente en la influencia del monzón, que trae lluvias y sequías a su voluntad, arrastradas por la corriente del Niño.
Su economía es pobre y primaria, siendo la artesanía y, especialmente la pesca la única forma de supervivencia, la cual exportan al extranjero solo una pequeña parte ya que casi el 90% de sus aguas son invadidas por barcos pesqueros de otros países, mayormente europeos, con técnicas de arrastre y otras más modernas frente a las tradicionales de los Socotoranos Por eso, sus gentes celebran la presencia de los piratas somalíes al expulsar muchos de estos barcos y defender así su única fuente de ingresos y vida. Tienen varias especialidades de pesca, siendo la que más beneficiosa la del tiburón, producto que exportan sobre todo a China por sus famosas aletas. Incluso una isla casi entera, Abd al-Kuri, se dedica a esta actividad. 
La pobreza ha enseñado una lección a los habitantes de Socotora. Han aprendido a cuidar sus recursos. Por lo tanto, en vez de explotar el medio hasta secar por completo cada gota de agua a cambio de unas miseras monedas, lo mantienen y respetan, porque saben que sin él, a pesar de que ganen menos a corto plazo, no podrían sobrevivir. No pescan fuera de temporada, no hay tala sin un permiso especial del consejo, cada gota de agua es aprovechada como cada sombra en un día caluroso. La pesca del tiburón no es la salvaje que hacen los chinos, al arrojar el tiburón vivo después de haberlo cortado las aletas por la borda (otro día hablaré de eso). El medio marino está excepcionalmente conservado. Delfines y alimoches pueden vivir tranquilos, mientras que las presas de pesca son tratadas como su propio nombre indica, presas, y no explotaciones o trofeos. 10 especies de aves marinas nidificantes, 730 especies de peces, 300 de moluscos, 25 cetáceos...

La pobreza a veces da la honestidad, a veces la desesperación. Lo único que se es que la codicia nunca fue buena.


sábado, 1 de octubre de 2011

Somalia

Se ha puesto de moda ser solidario. El interés por el bien social, e incluso las revoluciones. Es una moda algo más positiva que lo que normalmente entiendo por moda, pero con todo lo negativo que conlleva, entre ello, que es temporal. Este caso es diferente, porque la temporalidad a un problema a temporal, o que dura más que la propia moda solo sirve para hacer publicidad y leña de un árbol caído.

Los somalíes llevan muriéndose de hambre muchísimos años. De repente, una avalancha de solidaridad y ganas de ayudar se ha podido ver, al menos en lo que me rodea. Somos buenos samaritanos. Enviamos comida y dinero. Enviamos medicinas y ayuda en general, pero... ¿lo hacemos por ellos, o por nosotros? No se si esto sirve para subsanar un sentimiento de culpabilidad que aparece a veces, cuando los medios cambian los pocos escrúpulos por buen cristianismo, y la gente se vuelca al humanitarismo, del mismo modo que van confesarse después de pecar. Nos sentiremos entonces bien con nosotros mismos.

Recuerdo como hace un año, un pesquero español fue raptado por piratas somalies. Entonces todos odiamos y criticamos al gobierno por un lado, y a los somalies por otro. Me gustaría recordar que por aquel octubre del 2009 también había hambruna, y el Alakrana contribuía a quitarle el pescado, los recursos, la comida, a un país que pasa hambre. Un año después, se la devolvemos ¿porque? Moda. De hecho, seguimos pescando en sus aguas. Quitando comida a los pobres para dársela a, no voy a decir los ricos, al menos monetariamente, pero si en caladeros.

También quiero recordar la guerra que lleva azotando Somalia desde 1991 entre diferentes etnias, problema presente en gran parte de países de África que, al meter dentro de una misma frontera pueblos enemistados, gracias a la maravillosa repartición de territorios que se hicieron los europeos. Y en esta guerra de repente aparecieron los Estados Unidos de América. ¡Vaya! No me lo esperaba. España además, es actualmente, uno de los mayores fabricantes y distribuidores de armas a guerras extranjeras.

Pero esta de moda la solidaridad.

Peor es nada.

De manos de, lo que es para mi, el mejor reportero y fotógrafo social, James Natchwey, una fotografía de Somalia en 1992, cuando la ayuda no estaba de moda y el hambre era lo único que se conocía.



¿Quereis más? 
Sudán, 1993.




Deja de leer esto, que se te va a enfríar la cena.