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sábado, 1 de octubre de 2011

Somalia

Se ha puesto de moda ser solidario. El interés por el bien social, e incluso las revoluciones. Es una moda algo más positiva que lo que normalmente entiendo por moda, pero con todo lo negativo que conlleva, entre ello, que es temporal. Este caso es diferente, porque la temporalidad a un problema a temporal, o que dura más que la propia moda solo sirve para hacer publicidad y leña de un árbol caído.

Los somalíes llevan muriéndose de hambre muchísimos años. De repente, una avalancha de solidaridad y ganas de ayudar se ha podido ver, al menos en lo que me rodea. Somos buenos samaritanos. Enviamos comida y dinero. Enviamos medicinas y ayuda en general, pero... ¿lo hacemos por ellos, o por nosotros? No se si esto sirve para subsanar un sentimiento de culpabilidad que aparece a veces, cuando los medios cambian los pocos escrúpulos por buen cristianismo, y la gente se vuelca al humanitarismo, del mismo modo que van confesarse después de pecar. Nos sentiremos entonces bien con nosotros mismos.

Recuerdo como hace un año, un pesquero español fue raptado por piratas somalies. Entonces todos odiamos y criticamos al gobierno por un lado, y a los somalies por otro. Me gustaría recordar que por aquel octubre del 2009 también había hambruna, y el Alakrana contribuía a quitarle el pescado, los recursos, la comida, a un país que pasa hambre. Un año después, se la devolvemos ¿porque? Moda. De hecho, seguimos pescando en sus aguas. Quitando comida a los pobres para dársela a, no voy a decir los ricos, al menos monetariamente, pero si en caladeros.

También quiero recordar la guerra que lleva azotando Somalia desde 1991 entre diferentes etnias, problema presente en gran parte de países de África que, al meter dentro de una misma frontera pueblos enemistados, gracias a la maravillosa repartición de territorios que se hicieron los europeos. Y en esta guerra de repente aparecieron los Estados Unidos de América. ¡Vaya! No me lo esperaba. España además, es actualmente, uno de los mayores fabricantes y distribuidores de armas a guerras extranjeras.

Pero esta de moda la solidaridad.

Peor es nada.

De manos de, lo que es para mi, el mejor reportero y fotógrafo social, James Natchwey, una fotografía de Somalia en 1992, cuando la ayuda no estaba de moda y el hambre era lo único que se conocía.



¿Quereis más? 
Sudán, 1993.




Deja de leer esto, que se te va a enfríar la cena.




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