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lunes, 16 de mayo de 2011

Luz de luna

La luna está llena. Tiene una neblina alrededor que difumina la luz, y unas pocas nubes que adornan el cielo. Hay mucha luz, de un tono azulado muy oscuro, lo que se conoce como azul marino. Yo prefiero llamarlo azul noche tranquila. Me enciendo el último cigarro del día. Noto el humo, y juego con él, es realmente lo que me gusta de fumar. Hago formas, sale lentamente y sube hacia arriba, quiere formar parte de las niebla que rodea a la luna. Estoy subido a un andamio que tengo en el jardín. Me gusta estar aquí, porque estoy sobre mis problemas. Ha sido un día duro, y ahora medito, y pienso en lo que me ha pasado. Ahí abajo hay demasiadas cosas malas, excepto mi perra que se pasea de un lado a otro. Me vienen bastantes sensaciones a la cabeza. Alguien me lo dijo una vez: la melancolía entra por la noche. Es cierto. Además, los diferentes acontecimientos de hoy no ayudan a acabar con ella. La verdad, es que a veces me gusta la melancolía. No es algo desagradable del todo y denota cierta preocupación y cariño. Echar de menos a alguien. Es bonito si lo piensas. Es el paso intermedio entre el cielo y la tierra. Esta última llena de cosas que prefiero olvidar... En cambio la luna está tan arriba. No tiene problemas. No los necesita. Pero está sola, tal vez también sea una melancólica que recuerda tiempos mejores, o estrellas especiales. Nubes que un día llegaron, jugaron con ella y desaparecieron. Tal vez espere un perdón, o quiera decirlo. O un te hecho de menos. O un te quiero que nunca dijo por miedo a que el sol se pusiera celoso.
O puede que sea un astro sin más que da vueltas al rededor de esta tierra degenerada.

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