Amigo, yo no escribo, me describo,
Tatúo rimas en papel, tinta para tus oídos,
Sintiendo mío hasta el último de mis versos,
Excusa para soñar y no despertar por beso.
En el gris de la ciudad todo el pescado está vendido,
El sitio más seguro no es de hierro revestido,
Pues desde mi habitación solo hay un paso al infinito,
Y es donde está mi corazón ausente del mundanal ruido.
Sigo inventando perfumes que no existen,
Sigo sintiendo la lluvia en tierra virgen,
Sigo soñando que buceo con ballenas,
Escuchar a las sirenas y poner letra a su canto.
Sigo pisando hierba verde y su tacto,
Es fresco, es vida, me encanta andar descalzo.
Las zapatillas se inventaron para el asfalto,
¿Para que voy a despertar si prefiero volar alto?
Me gusta poner cara a cada uno de mis recuerdos
Así como voz consciente, a mas de mil sonetos,
Pintando de azul cada duna del desierto,
Este desaparece, se confunde con el cielo.
Y el viajante se ha perdido, ruta a lo desconocido,
Con motivos, querer escapar de la gente y su bullicio,
Todo el suelo está pisado, hasta el borde del abismos,
Quiero seguir al horizonte, donde los barcos caen y el sol
se viste de domingo.
Esta tarde, olor a tierra mojada,
Ojala pueda conservarlo tarritos de cristal,
Para olerlo si quisiera, salir a respirar,
Siguiendo el olor de la lluvia, de los ríos y del mar.
Y olisqueando consigo encontrar el camino,
Me pongo en medio y miro atrás, a lo vivido,
Al niño que jugaba y que montaba en su triciclo,
Que corría, que saltaba, preocupado de si mismo.
Y miro hacia delante con el miedo y la esperanza,
De que no se quede solo en el cajón de la nostalgia,
Quiero que siga corriendo por dentro de mis venas,
Y mis piernas aun respondan como hicieron aquellas.
Y mientras sea así viajaré por mil caminos,
Lo vivido es mi equipaje y llevaré un bolso vacío,
Para llenarlo de experiencias que aun no he aprendido
Y recetas especiales que no caerán en el olvido.
Mis sueños se convertirán en vida y realidad,
La mejor manera de cumplirlos es despertar,
Seguiré en este mar sin miedo a naufragar,
El problema no es del barco, es de quien no sabe nadar.
Como el puro de Groucho Marx, no se consume,
Aun tendremos algún lugar encima de una nube,
No queremos ser pasajeros en este tren del tiempo,
Pero recuerda que si no estas dormido es que estás
despierto, o muerto.
Manos agrietadas, estrías, arrugas,
Todo ello forma parte del lado oculto de la hermosura,
Pues son cicatrices que recibes en la batalla
Que has librado contra el tiempo, guerra que llevas ganadas.
Y cuando al fin un día nos toca firmar la rendición,
El tiempo no reirá, si fuiste un grato luchador,
De firme opinión y de noble corazón,
La muerte será entonces tu carta de invitación.
Y así sigue soñando, despierto, despierto,
Porque en esta vida de nada sirven amuletos,
Ni dios, ni rey, ni paz ni amo,
Ni andar en línea recta cogiditos de la mano.
Un camino para ti, ese será el certero,
Sin encuentras socavones pues los tapas con cemento,
Así que aclárate y decida, hacia donde andará usted,
Y que nadie te diga nunca que está mal o que está bien.